Un toque humano: ¿Y si dejamos que vuelvan nuestras pequeñas conversaciones?

Por Fernando Loyola.

Reuniones ejecutivas vía Zoom, que empiezan a veces tropezando y que casi nunca acaban a la hora prevista. Concentrarnos para cumplir con los objetivos del día. Perder la concentración 5 minutos después porque hay labores en casa pendientes, los hijos necesitan ayuda con sus clases virtuales, la señal oscilante nos juega en contra, llegó un mensaje de la junta del edificio, ¿llamaste ayer a tus papás? Y en medio de todo, no encontramos un solo espacio para las pequeñas conversaciones que en tiempos de presencialidad eran uno de los mejores complementos de la vida laboral.

Fueron acusadas de atentar contra la productividad, pero la demanda fue desestimada, ya que en realidad, esas pequeñas conversaciones – cuidado y no confundir con los chismes o los diálogos de mala onda – eran en realidad espacios refrescantes que generaban los descansos necesarios para nuevos picos de desempeño, además de afianzar las relaciones entre las personas, porque preferimos trabajar con personas con las que tenemos elementos comunes, personas que nos gusten, parafraseando a Richard Fox, autor de Making relationships work at work, libro a publicarse en breve.

¿Cómo le damos un giro a la situación y mantenemos (desde casa) estos espacios en los que conversábamos sobre las nuevas series que estábamos viendo en Netflix, nuestro deporte favorito o el drástico cambio en la carrera de un músico al que todos admiramos? Fox nos propone 4 ideas:

  1. Genera espacios virtuales informales. No es ningún secreto que la mayoría de las personas tiene al menos un grupo de WhatsApp “no oficial” en el que discute sobre diversos temas con sus colegas. ¿Por qué no crear espacios informales en los que se puedan encontrar personas que trabajan juntas y que compartan gustos y aficiones? Algunas organizaciones, por ejemplo, utilizan Workplace para generar grupos de intereses y funcionan muy bien, además de no interferir con las comunicaciones formales y la concentración de quienes no quieren involucrarse más allá de lo necesario. Sería la oportunidad perfecta para conocer a otras personas en circunstancias que sugerirían lo contrario.
  2. Tómate un tiempo durante las videoconferencias. ¿En tus reuniones presenciales llegabas, ibas directo al punto, asignabas tareas y luego salías corriendo? Si era así, no sabes de todo lo que puedes haberte estado perdiendo en cuanto a interacción humana y espíritu de equipo. Si no era así, ¿cómo era? ¿Y cómo podrías replicar esas prácticas hoy? Piensa en esa pequeña pregunta distendida con la que podríamos abrir la conversación mientras rompes el hielo. En esos minutos en los que preguntábamos por lo que habíamos hecho el fin de semana, en los que comentábamos los resultados deportivos, en los que felicitábamos a alguien por algún logro personal que habíamos visto a través de una red social. Dedícale un tiempo a ese tipo de conversaciones, y observa qué sucede.
  3. Propón juegos en línea. Si el estilo de tu equipo ha sido más informal y hasta relajado, probablemente estén extrañando el after office, las sobremesas, las actividades de socialización de la empresa (campeonatos, karaokes, reuniones, festividades). Existen decenas de opciones en línea para continuar con estas tradiciones. ¿Qué pasa si propones un espacio en línea para realizar un torneo de videojuegos, una fiesta virtual, una trivia para reconocer cuánto sabemos unos de otros? Las oportunidades están allí, sólo hay que tomarlas.
  4. Haz tours por las casas. Quizás, luego de 5 semanas, tus colegas únicamente conozcan un metro cuadrado de tu casa, ése que se proyecta cuando enciendes tu cámara. ¿Y si nos tomamos un espacio para compartir un poco más de nuestro espacio personal? Recuerdo los corchos con fotos que tenían algunos colegas míos en diferentes trabajos y cómo esas imágenes eran fuente de conversaciones que nos ayudaban a conocernos más y comprendernos mejor. Hace poco tuve una reunión en la que uno de nuestros compañeros tuvo que comunicarse desde la habitación de su hijo, porque la señal era mejor allí. Apenas lo notamos, la conversación viró por algunos minutos hacia nuestro rol de padres, el compartir el espacio y tiempo con nuestros hijos, y cómo los estábamos ayudando a manejar esta coyuntura. Fue un momento humano, que sumó a nuestra productividad.

 

Estas 4 ideas no son definitivas. Sólo son pequeñas propuestas para despertar la creatividad de quienes quieren fomentar el bienestar al interior de sus equipos. No prometen acabar con el coronavirus, pero sí recordarnos que, más allá de cualquier circunstancia, somos humanos.

 

Este artículo se inspiró en How to replace small talk when working remotely, de Stephanie Vozza, aparecido en FastCompany el 23/04/2020. Lo puedes leer aquí.

 

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