Dime cómo respiras y te diré cómo estás

Por Brigitte Ramos Chávarri.

“Ayúdate a ti mismo, primero, sino nadie podrá hacer nada por ti” es una de las frases habituales que escuchamos cuando las cosas se ponen feas para nosotros. Y ahora es que empiezo a creerlo. Hace unos días escuchaba en la radio a un reconocido doctor que enfatizaba cómo la buena gestión de las propias emociones puede ayudarnos a mantenernos más sanos y más felices. La gente puede preguntarse ¿Cómo así? Pues, primero, es necesario entender que el cuerpo, las emociones y los pensamientos forman un todo; por tanto, lo que ocurre en cada uno de esos ámbitos tiene, inevitablemente, efectos sobre los demás.

Tomando en cuenta esta última idea, entonces, resulta conveniente entender qué es lo que sucede con cada componente cuando tenemos un problema. Una de las funciones que tiene mayor incidencia en la salud física y mental es la respiración. Ésta refleja involuntariamente el estado del cuerpo. ¿Has notado que cuando estamos relajados solemos respirar de manera más profunda y tranquila? ¿Y cuando estamos enojados o con miedo solemos respirar de manera más acelerada y entrecortada? De ahí que resulta importante que podamos aprender a manejar nuestra respiración para mejorar nuestro bienestar.

La respiración cambia según la emoción que predomine en nuestra mente. Como dice Walker (2015) en su libro Manual de Filosofía Oriental de la Respiración y del Desarrollo Personal, existen dos tipos de respiraciones que podemos aplicar según la situación en que nos encontremos y el tipo de emoción que predomine en nosotros. La primera es la respiración abdominal basada en el funcionamiento del diafragma, altamente saludable para aliviar tensiones, relajarnos, concentrarnos y combatir la fatiga o ansiedad, además de oxigenar órganos vitales como el corazón y el hígado. El segundo tipo es la respiración energética, que aparece en los momentos donde se realizan ejercicios físicos, llenándonos de vitalidad.

Dicho esto, ¿Por qué no empezar a cuidar y tomar cartas en el asunto en el tema de nuestra respiración? Ahora ya lo sabes. Ahora eres tú el que decide empezar a ayudarse. Cuando decaigas respira, respira con conciencia y harás desaparecer las barreras que se apoderan de tu cuerpo y tu mente y, así, lograrás avanzar.

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